La energía de Ibiza.

Ibiza es una isla con una energía especial. Su naturaleza salvaje, sus calas de agua impresionante, los tonos turquesas del mar, el color árido de los campos de interior, el olor a pino balear… Todos estos elementos naturales crean un aura energética embriagadora y nutritiva.

En invierno, la energía de Ibiza es más introspectiva: invita a la meditación, contemplación y reflexión. Facilita la quietud, el silencio y la escucha interior. Su campo magnético es palpable: la frecuencia vibratoria se eleva de forma insuperable. Por eso, muchos de los autóctonos ibicencos son personas con un gran desarrollo espiritual, con un trabajo interior muy avanzado, con una mentalidad más abierta y un corazón más empático. La isla les ha permitido desplegar esas cualidades que todos albergamos.

En verano, por otro lado, la energía es más extrovertida: la llegada de personas de todo el mundo crea más alboroto y tumulto. Las playas se visten de un aura distinta: el ambiente es más festivo, el movimiento constante despierta un espíritu salvaje… El encuentro de varias culturas y personalidades genera una energía más activa y productiva. La curiosidad por descubrir, por conocer y aprender todo lo que el mundo exterior nos puede ofrecer están más disponibles y son más accesibles…

Es el equilibrio entre el ying y el yang. Entre la dualidad. En Verano, la energía de Ibiza es más intensa y polifacética; en Invierno, la energía de la isla es más serena y quieta. Durante las estaciones de Primavera y Otoño, la energía muta y se transforma: de un estado más sereno y calmado, se va convirtiendo en un ambiente más movido y vivo. Y de un ambiente más ruidoso y tumultuoso, vuelve a encontrar su paz y tranquilidad. Nada es mejor o peor. Lo interesante es saber aprovechar las cualidades de cada fase energética de la isla y alinearse con sus estados vitales.

Si por ejemplo, viajas a Ibiza en Invierno, la isla te invitará a vivir con más sosiego y tranquilidad, con más quietud y lentitud. Si decides venir a Ibiza en Verano, su energía vibracional despertará en ti las ganas de hacer y de explorar. Cada estación posee sus propias particularidades y cualidades: alinearse con los regalos de cada momento nos permite estar más conectados y vivir menos desajustados. Cuando, como viajeros, aprendemos a sintonizarnos con la energía disponible del lugar que visitamos, la experiencia se torna muy bella. El viaje recupera su propósito principal: transformar aquello que debe ser transformado, despojarnos de aquello que debe ser abandonado, y mostrarnos aquello que debe ser mostrado.

Existe un momento para cada cosa; existe una energía disponible para cada momento de la vida. De Ibiza siempre te llevarás algo. La isla siempre concede grandes regalos.